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Productividad

Productividad

 

La cantidad de oro ya extraído del subsuelo aumenta en alrededor de un 1% o un 2% cada año. Curiosamente, la población mundial crece a un ritmo parecido, con lo que, a fin de cuentas, se mantiene la proporción de oro por cápita, con lo que, en el peor de los casos, el oro mantiene su poder adquisitivo.

Lo que sí que le da más o menos valor al oro es la productividad. Cuanto mayor productividad desarrolla la especie humana, más vale nuestro oro.

¿Por qué? Para empezar, un aumento de productividad significa obtener un mismo resultado con un menor uso de recursos, que al final significa un menor uso de energía. Es decir, aquello que queremos comprar nos costará menos dinero, porqué su productor, gracias a un aumento de productividad, puede fabricar la misma cantidad de bienes a un coste menor.

La productividad y la tasa de EROI (energía recuperada por energía invertida) van de la mano. Los metales preciosos, curiosamente, tienen un EROI ridículo si nos olvidamos de la energía económica que almacena el metal precioso.

El oro y la plata cuestan mucha energía de producir. Hay todo un proceso de exploración, explotación, fundición y logística que hacen de ellos un producto caro. Y digo producto, porqué el inversor en metales preciosos no compra oro en pepitas (aunque no es mala idea en absoluto, no es lo común), sino que lo compra en forma de monedas y lingotes, por lo que ha habido un procesado importante de la materia prima. Incluso las pepitas de oro son producto de un trabajo de minería, pero en este caso simplemente distingo producto de materia prima (sin procesar) para hacer más comprensible el ejemplo.

Así pues, y si nos centramos en el oro para el caso, éste cuesta muchas calorías de extraer y procesar, pero luego no nos sirve, aparentemente, para conseguir un retorno de esa energía calórica, puesto que no lo podemos quemar, y tampoco nos sirve como metal para crear estructuras mecánicas con las que producir ninguna máquina o herramienta que requiera del oro en exclusiva.

El oro puede ser reemplazado por otros metales en electrónica. Sí, habrá procesos en los que el oro nos proporcione un mejor rendimiento, pero por su bajo uso industrial (no contando joyería ni inversión), podríamos generalizar y decir que es un trozo de piedra muerta que una vez extraída no nos retorna nada.

Pero eso es falso. Si así fuese, sin ir más lejos, seguramente muchas joyas serían bañadas en oro por un tema estético, pero no serían piezas enteras de oro (en forma de aleación con otros metales, para asegurar una dureza de la joya que el oro no puede dar), ya que hacer la pieza entera de oro, si sólo fuese una piedra decorativa como proponen algunos, sería malgastar un recurso escaso y caro de extraer.

Si las joyas que se valoran están hechas de oro en su casi totalidad, es debido a que el oro tiene valor. Las joyas son símbolo de estatus, y quien lleva joyas quiere demostrar (o aparentar) tener un estatus codiciado, es decir, poder adquisitivo. Poder adquisitivo significa dinero, y el símbolo del dinero por excelencia es el oro (seguido por la plata, también coprotagonista en el mundo de la joya).

Los símbolos de estatus cambian con el tiempo y las modas. Antes tener un caballo era un símbolo de estatus frente a quien no tenía caballo. Luego se inventaron los coches, y el coche pasó a ser ése símbolo. Más tarde, se propagó la idea de que tener un título universitario era también de esas cosas... Ahora “no eres nadie” si no tienes un smartphone de última generación (y caro).

Pero ninguno de estos símbolos perduran en el tiempo como la joya de oro o de plata. Hace 500 años seguramente había un sinfín de cosas que la gente adinerada adquiría para demostrar su poder económico y social que ahora no valoraríamos en absoluto.

En países pobres, el tener zapatos nuevos ya es considerado un gran éxito por millones de personas, y en su situación, eso es un símbolo de estatus, en pleno 2015. En sociedades más privilegiadas, el zapato sigue siendo un símbolo, pero sólo si su precio es considerablemente alto y de diseño exclusivo.

Cada parte del mundo juega con símbolos diferentes, según cultura y desarrollo económico, pero hay denominadores comunes mundiales, y uno de ellos son los metales preciosos.

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