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Oro para el dolor incurable

 

oro para el dolor incurable

Las utilidades del oro parecen no conocer límites, incluso las que se extienden al campo de la ciencia. Se ha experimentado con el oro en técnicas de cirugía estética, en el terreno de la salud dental, la salud cardíaca, la cosmética, se ha utilizado en casi todos los dispositivos electrónicos y ordenadores; también en naves espaciales y aviones a reacción, satélites, en el campo de la fotografía, para las medallas obtenidas por los vencedores en las competiciones deportivas, en la conductividad eléctrica… A todas estas posibilidades y algunas más, unas implantadas con más éxito y otras con menos, hay que añadir otro posible nuevo uso con fines médicos.

La noticia ha saltado a las portadas de algunos medios de comunicación especializados en salud. Según un estudio de la Universidad de Kyoto (Japón), una nueva técnica con nanobarras de oro que modifican los receptores del dolor podría utilizarse en aquellos casos médicos de dolor para el que no existe tratamiento.

El estudio podría abrir las puertas de una nueva forma de alivio para el dolor crónico, incluyendo el dolor que ocasiona el cáncer. En estas pequeñas barras de oro parece hallarse la clave.

La investigación se ha publicado en Angewandte Chemie International Edition y da a entender que las nanobarras de oro están recubiertas con una clase de proteína especial llamada lipoproteína que transporta la grasa en el cuerpo. Con la ayuda de la luz de infrarrojo, las nanobarras se adhieren a las membranas de las células nerviosas y cargan el receptor del dolor, denominado TRPV1.

Con la repetición de este proceso, se logra la insensibilización del citado receptor, provocando el alivio sin afectar a otras membranas o tejidos. Es por esta razón que se plantea su uso con pacientes oncológicos para mitigar el dolor que éstos padecen.

Según el autor del citado estudio, Tatsuya Murakami, las nanobarras pueden ser retenidas por el cuerpo durante un tiempo prolongado, así que se podría utilizar esta técnica como un tratamiento repetitivo y bajo pedido para paliar el dolor intratable sin que resulte necesario recurrir a la ingeniería genética en las células nerviosas.

Algunos estudios previos habían demostrado que las nanopartículas magnéticas, pequeñas partículas creadas a través de materiales magnéticos, también pueden activar los citados receptores. Lo que ocurre es que esta técnica requiere una manipulación genética previa de las células nerviosas. Además, gracias a este estudio se ha demostrado que las nanobarras de oro muchísimo más efectivas para generar calor y activar los receptores del dolor.

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